Ayer fui de voluntaria a un comedor social, ya lo había hecho antes y por lo tanto fui sin miedo, antes fue una buena experiencia y en parte egoístamente fui por lo bien que me sentía luego.
Pero ayer fue horrible, había muchísima gente, de todas las edades, niños, muchos niños, el comedor se colapsó, la primera vez en años que había más españoles que extranjeros. El ambiente era malo, algunos los llevaban bien, pero en general la gente triste, algunos incluso lloraban. Sentían vergüenza de estar allí, se avergonzaban de sufrir, de haber perdido sus hogares, sus trabajos. ¿Vergüenza? Me pregunto de dónde vendrá ese sentimiento. Tanta gente igual, y cada uno lo veía como un fracaso personal. Sabía que las cosas estaban mal, pero me ha dolido demasiado verlo así de cerca.
Una mujer entre lágrimas me contó que esta noche dos años atrás la había pasado en su casa, con su familia, con una cena de lujo, que jamás se hubiese imaginado acabar así, que no me podría imaginar como se sentía. La verdad que no, me sentí culpable, como una basura, no sé el porqué. Ellos y yo nos sentíamos mal mientras los verdaderos culpables cenaban con caviar y cava caro. Siento algo entre tristeza e ira.
Es lamentable, no vale la pena vivir en una sociedad así, que se preocupa tanto por las apariencias y tan poco de lo que realmente importa.
.-Dawn